Novela romántica: el futuro digital del género – V

Sobre Zafiro Ebooks, B de Books… y Amazon, claro.

Han pasado casi cuatro años desde que publiqué el primer post de esta serie y fíjate cuánto han cambiado las cosas en el mundo romántico digital español; desde hace tiempo, no sólo podemos adquirir en versión electrónica buena parte de las obras de autoras españolas publicadas originariamente en papel, sino que desde noviembre pasado, contamos con un sello romántico que publica exclusivamente en digital: Zafiro (Planeta), con cinco títulos publicados que van de los 0.99 a los 4,99€, y B de Books  (B, antes Ediciones B) que es su sello «exclusivamente digital» y que, de momento, en romántica ofrece la mayoría de los títulos a 5,49 €.

Se trata de dos buenísimas noticias para autoras y aficionadas al género que, sin embargo, hay que reconocer que han venido forzadas por la llegada a España de Amazon, el emporio de Jeff Bezos. De esto, precisamente, habla el artículo «Guerra abierta por el precio del libro» publicado por El País el domingo 8 de enero pasado, que puedes leer aquí.

No entraré en detalles sobre lo que dice el artículo, pero sí te diré que al acabarlo me quedé con una sensación rara. Contiene opiniones de gente que se supone que entiende el mercado del libro, conoce su evolución, e imagino, cuenta con suficiente información para pronosticar, con más o menos acierto, hacia dónde se dirige. Y, sin embargo, las opiniones son dispares, y desde luego, la mayoría de ellas no se acercan siquiera remotamente a lo que yo pienso. Es como si hablaran un idioma distinto del mío… O vivieran en un planeta distinto, con realidades diferentes.

Fue pocos días después, leyendo (con bastante retraso) algunas de las tantísimas críticas suscitadas por las manifestaciones de Lucía Etchevarría en FB acerca de que dejaría de publicar durante una larga temporada debido a la piratería de sus obras por internet, que tuve la ocasión de confirmar que esa sensación de la que te hablaba en el párrafo anterior la experimenta más gente, y que, efectivamente, hay dos mundos diferentes compartiendo tiempo y espacio en el ámbito editorial; el viejo y el nuevo. Te recomiendo que leas  esta entrada del escritor Hernán Casciari, editor de la Revista Orsai. Es sumamente esclarecedora.

Más sobre novela romántica y el futuro digital del género en estos enlaces:

https://patricia-sutherland.com/2010/12/22/novela-romantica-el-futuro-digital-del-genero-%E2%80%93-iv-y-una-anecdota/

https://patricia-sutherland.com/2010/04/14/novela-romantica-el-futuro-digital-del-genero-iii-2/

https://patricia-sutherland.com/2008/08/27/novela-romantica-el-futuro-digital-del-genero-ii/

https://patricia-sutherland.com/2008/04/02/novela-romantica-el-futuro-digital-del-genero/

 

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Libranda, segundo acto.

A escasos días de que el catálogo de Libranda incluya al fin los 2.000 títulos prometidos para su primera fase, la plataforma digital que reúne a los grandes de la edición en España continúa sumando opiniones desfavorables.

Al debate sobre los derechos de autor, la territorialidad de esos derechos que reproducen el patrón del libro impreso, y los préstamos de libros entre lectores a los que me referí en este post, ahora se suman los derechos de traducción y la opinión de algunos libreros acerca de su futuro en el negocio digital.

En  este artículo del Club de Traductores de Buenos Aires, que lleva un título muy gráfico, se explican con claridad las repercusiones del actual planteamiento digital para el gremio de traductores: son casi tan malas como las de los autores.

Y en cuanto a la posición de los libreros, que recoge Alberto Ojeda en este artículo de El Cultural, hay opiniones para todos los gustos, pero en ningún caso son optimistas. Y es así, aunque el presidente de Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros) haya manifestado que “la preocupación era mayor hace dos años. La figura del librero en el canal de venta se respetará, aunque entren nuevas operadoras en el negocio, como librerías digitales sin una sede física. Además, se prevé que en los próximos cinco años el porcentaje de venta de libros electrónicos oscile entre el 3% y el 5%, por lo que la mayor parte del negocio lo conservará el libro tradicional de papel”. (O quizás precisamente por eso; la lectura entre líneas de sus declaraciones, al menos a mí, no me suenan nada prometedoras… y eso que no tengo una librería).

A todo lo anterior hay que sumar que la agente literaria Carmen Balcells no participa en este proyecto, ya que el año pasado creó una entidad cuya misión es vender los derechos digitales de sus autores. ¿Qué significa ésto? En primer lugar confirma el hecho de que el tratamiento de los derechos digitales bajo Libranda no resulta económicamente rentable a los autores, y por extensión, tampoco a sus agentes. En segundo lugar, de partida deja fuera de la plataforma digital las obras de autores de la importancia de Gabriel García Márquez e Isabel Allende, entre muchísimos otros.

Como usuaria -y fan incondicional de las ventajas- del libro electrónico estoy ansiosa por ver de qué manera  Libranda me facilita el acceso a libros digitales en castellano que ahora sólo puedo comprar en impreso. Dos mil títulos me parece una oferta muy escasa y el ahorro respecto del papel no me impresiona. Quiero decir que mi decisión de compra no estará basada en lo atractivo del precio, sino más bien en la inmediatez que proporciona pagar y descargar. Sin embargo, como creo que el movimiento se demuestra andando, esperaré a que Libranda empiece a andar para hacer una valoración final. De momento, es poco más que una web con la mayoría de sus secciones «en construcción».

Novela romántica: el futuro digital del género – III

Desde finales de marzo, es posible comprar las versiones Kindle (digitales) de novelas románticas de autoras consagradas, sin necesidad de tener el lector Kindle. Amazon distribuye el software para pc y para Iphone e IPod Touch, gratuitamente.

Fue recibir el mensaje y pinchar el enlace de descarga. Así, sin pensármelo dos veces. Soy compradora habitual de Amazon porque me gusta leer los libros en versión original, pero desde que ofrecen también las versiones digitales para Kindle -que te permiten hacerte con el libro de forma inmediata y bastante más económica-, un sistema tan rápido, eficaz y cómodo como el que ha conseguido implementar Amazon para distribuir mundialmente libros impresos, ya no me parecía ni tan rapido ni tan cómodo. Eficaz, sí :-)

Del lector de Amazon me gusta todo, excepto el precio, por eso nunca me decidí a comprarlo. Sólo vale para las versiones digitales que compras en su tienda, y aunque su lista de títulos disponibles en inglés es bastante extensa, prácticamente no hay versiones Kindle en español. Ahora, si crean una versión de software para usar con Ipad -existe para Ipod, pero no me resulta cómodo leer en una pantalla tan pequeña- mi felicidad (digital) será completa.

Diez minutos después de haber descargado el programa, ya había comprado mi primera versión Kindle (en inglés) de un libro que no conseguí encontrar impreso en castellano: Indómito de Elizabeth Lowell. Pensar que hace un par de semanas me recorrí tres mega-librerías buscándolo, y acabé acalorada (nunca aciertan con la temperatura de los locales comerciales, ¿no?), con dolor de pies y sin el libro, y la operación completa por Amazon -descarga incluída-, me tomó poco más de dos minutos y una tercera parte del dinero que me habría costado comprarlo impreso. Sin añadir que no tuve que moverme de la silla. Pensé que realmente, no había punto de comparación, y hacerlo me hizo caer en la cuenta de me he aficionado a los libros digitales en los últimos meses; leo bastante no ficción, y la mayoría de mis compras del 2008 en adelante, han sido electrónicas. Con Kindle tengo claro que mis lecturas de ficción seguirán la misma tendencia: hay más de dos mil títulos disponibles del género romántico.

Es más, en España aunque con lentitud y cautela, empieza a haber editoriales que al igual que Harlequin, ofrecen versiones digitales de sus títulos impresos.

Hace un par de años cuando abordé el tema aquí y aquí, decía que no creía que los libros digitales compitieran con los libros impresos, que en todo caso, serían complementarios. Hoy sigo opinando lo mismo, pero con salvedades. Han sucedido cosas desde entonces, además de la crisis: los lectores son más baratos, los libros digitales también, y hay una amplia oferta para la cual ni siquiera necesitas lector; te descargas el Adobe Digital Reader, que es gratuito, y en minutos estás leyendo la novela que te acabas de comprar. Añade a esto el innegable ahorro de espacio y la posibilidad de decidir si el libro te interesa lo bastante como para invertir en una versión impresa (¿realmente, cuántos libros de los que llenan tus librerías habrías comprado en impreso si antes hubieras podido leerlos digitalmente? En mi caso, un escasísimo 40%), y las ventajas se disparan. También las cifras de ventas del ebook en Estados Unidos durante 2009; mientras las ventas del libro impreso mostraron un ligero declive, las ventas de ebooks crecieron un 176.6% según este artículo de febrero de este año, publicado por Publishers’ Weekly.

Y tú ¿qué tal te llevas con libros digitales?