El anuncio: Un relato romántico y divertido de Patricia Sutherland sobre el carismático motero Niilo Jarvi.

EL ANUNCIO

(Fragmento)

por Patricia Sutherland

Un relato romántico y divertido, de un momento muy especial del «caballero Jedi», Niilo Jarvi y su chica, basado en Los moteros del MidWay, 4. Una Navidad muy especial. Londres.

«El anuncio», un relato romántico y divertido sobre el carismático motero Niilo Jarvi, y su chica. Basado en Los moteros del MidWay, 4.

– I –

Madrugada del día de Navidad de 2010,

En algún lugar de Londres.

—Este Ike es tooodo un personaje y perdona que te diga, pero con los moteros no es con los únicos que ha estado haciendo mérito —apuntó Abby, risueña.

Iba junto a su amiga Amy, sentada en el asiento posterior del coche de Evel quien, habida cuenta de que su ingeniero de diseño había decidido marcharse del mundo por la puerta grande bebiéndose tres boilermakers, se había ofrecido a llevarlos a él y a su chica sanos y salvos a casa.

—Lo que me extraña es que Dakota haya tragado —comentó Niilo. Su voz había sonado pastosa. Iba repantigado en el asiento del copiloto, más dormido que despierto.

—¡Has vuelto…! Ya ni me acordaba de que estabas ahí —celebró Evel, el único totalmente sobrio de los cuatro pasajeros del vehículo. Mirando a su mujer por el retrovisor, preguntó—: ¿Por qué lo dices, linda? ¿Está haciendo méritos con alguien más?

Quien respondió fue Amy. 

—¡Con Erin! Entre esos dos está pasando algo. —Al notar que Niilo asomaba la cabeza entre los asientos para mirarla, añadió—: Algo muy picante… Para empezar, me he enterado de que el fin de semana de la nevada estuvieron juntos. Muy juntos, me refiero. En la misma casa.

—¿Sabes tú algo de eso? Cuenta, cuenta —pidió Evel. Le habían llegado rumores, pero ninguna información fiable. 

—Lo que oís, chicos. Por lo visto, él la invitó a quedarse en su casa y ella aceptó. Y está claro que algo se está cociendo desde hace meses… En tu boda, los vi conversando muy ensimismados en la playa y ya sabéis lo que pasó en el cumpleaños de Conor… Pero, luego, en público no se dan ni un besito —se quejó, riendo—, así que está claro que lo que sucede, sucede entre bambalinas…

Niilo permaneció mirando a Amy aunque, en realidad, era de noche y apenas veía su rostro a menos que las luces de la calle lo iluminaran. A ella le divertían los flirteos que descubría entre los moteros. Y eso que se autodefinía como una mujer nada romántica… A él, en cambio, todo lo que tenía relación con aquel imbécil engreído, no le hacía ni pizca de gracia. 

—Sé que ella le interesa y que lo intenta desde hace tiempo —concedió Evel—, pero no tenía ni idea de que Ike le había sacado tanto rédito a la maldita borrasca. ¡Qué tío! Y sobre Dakota… No creas que ha tragado tanto, Niilo.

Evel relató brevemente el intercambio de palabras que había tenido con su socio cuando Ike, tras coger el micrófono, se había subido a la barra del MidWay.

—Es normal —soltó Niilo—. Cuando dijo eso de que quien no entregara las dos cosas para el siete de enero se quedaba en tierra, me dieron ganas de bajarlo de la barra de un puñetazo. ¿Quién se cree que es? Menudo imbécil.

Amy y Abby se mostraron asombradas ante tanta locuacidad por parte de un motero que no se caracterizaba, precisamente, por serlo.

—Bueno… —empezó a decir Evel a pesar de no tener claro que fuera una buena idea hacerlo, pero creía que iba siendo hora de que sus colegas empezarán a relajar un poco la tensión respecto de Ike, ya que era evidente que al tipo no lo habían ahuyentado con sus ataques disfrazados de indiferencia—. Entiendo que a nivel personal pueda no caer bien. Hasta entiendo que haya quien no quiera verlo ocupándose de las cosas del club. Pero la verdad es que lleva haciéndolo desde hace mucho tiempo como tesorero del club y resulta bastante irónico que todos hayamos dejado la pasta en sus manos y ahora nos preocupe que organice las quedadas… Más que irónico, ridículo. Y no —se adelantó al notar que Niilo ladeaba la cabeza e imaginando, ya que no podía verla del todo, el tipo de mirada que él le estaría dedicando—, no digo esto porque se haya dejado una pasta en mi taller… O, en parte, sí. En lo que a mí respecta, ahora es un cliente y no tiene que caerme bien. Pero, en honor a la verdad y aunque nos joda, es el único que ha demostrado ganas de implicarse en los eventos del club. Yo no tengo tiempo de ponerme a organizar quedadas y a ti tampoco te he visto que lo hicieras —sentenció, mirando a Niilo brevemente, antes de volver los ojos a la carretera.

—El presidente es Conor —repuso él. Abrió la boca en un largo bostezo.

—El presidente era Conor. Da igual lo que nosotros queramos, tío. Ha dicho que sí a volver a trabajar en el taller, sobre los MidWay Riders todavía no ha dicho ni mu. Y mientras no lo haga, el presidente sigue siendo Ike. Y, por lo tanto, es quien tiene que organizar los eventos. Además, si me permites la sinceridad, creo que se le da bastante bien… Dakota tendrá que ir haciéndose a la idea de que sus rencillas con Ike son un asunto personal, no del club.

—Bueno, bueno, bueno… Tampoco nos vamos a poner serios con este tema… —intervino Abby, con el mismo tono que se le había puesto tras su segunda cerveza, haciendo sonreír a Evel—. A mí me da igual, yo lo que quiero es que alguien se ocupe de organizar la quedada de mi sobri y que todo vaya fabuloso. ¿Que se pasó con lo de esa camarera que tiene las uñas larguísimas? No recuerdo su nombre… Se pasó y mucho. Pero de eso hace un siglo, y sé por Tess que él se ha disculpado varias veces. Yo creo que ya es hora de echar un tupido velo.

Habían llegado a su destino y Evel detuvo el coche frente al edificio donde vivían Niilo y Amy. Puso el intermitente. Al ver que su amigo no se movía del sitio, le tocó el brazo.

—Si quieres que te cargue a hombros, avísame.

—¿Qué, ya es mañana y es hora que vérmelas con mi suegro? —farfulló, somnoliento.

—No, todavía estás en mi coche y has vuelto a quedarte dormido… Tanto que os quejáis de que Conor no puede beber otra cosa más que leche, y luego vas tú y con tres boilermakers quedas de cama…

Desde el asiento posterior le llegaron las carcajadas de las dos amigas.

—¿Tres boilermakers? Añade a la cuenta todas las Coronitas que se bebió… —aclaró Amy—. Vamos, caballero Jedi, a ver si logramos llegar hasta el tercero y meternos en la cama… Aunque, si no te ves capaz, siempre podemos quedarnos en el primero, no creo que a tu madre le importe —bromeó.

Después de despedirse de sus amigos, Amy y Niilo entraron en el edificio. Ella lo llevaba agarrado por la cintura para evitar que él tropezara. 

Subieron al ascensor, marcaron el botón con el número tres y se quedaron abrazados y en silencio hasta que se detuvo en la planta solicitada. Al llegar frente a la puerta del apartamento, Amy sacó las llaves del bolsillo y se concentró en abrir las tres cerraduras… Pero tras cuatro intentos, nada. 

A Niilo le dio la risa tonta.

—¡No te rías que nos quedamos aquí fuera toda la noche!

—¡Cómo no me voy a reír, Amy! ¡Si pudieras verte, afinando la puntería como si en vez de una llave fuera un revólver, para luego no darle ni cerca…! —exclamó, y acabó contagiando a Amy, por lo que cuando al fin consiguieron abrir, entraron en el piso, desternillándose de risa.

—¿Has visto, hombre de poca fe? ¡Ya estamos en casa! Tampoco he bebido tanto… Y ahora que nadie nos oye —dijo ella al recordar el asunto—, ¿qué es eso de «verte las caras con tu suegro» que comentaste antes, en el coche? Con la única persona del mundo que tienes que verte las caras es conmigo, monino. 

* * *

Niilo se había dejado caer en el sofá sin preocuparse de encender la lámpara. Fue Amy quien lo hizo y después se arrodilló en la alfombra frente a él, mirándolo divertida. Tenía los ojos cerrados y aspecto de no ser capaz de volver a ponerse en pie. No era habitual verlo así. Intuía que la emoción de las últimas semanas sumada a lo que estaba a punto de suceder en unas horas, habían amplificado el efecto del alcohol. 

—¿Me has oído o quieres que te lo repita? —insistió ante la falta de respuesta.

Él se esforzó por abrir los ojos. Sentía la cabeza entre algodones y el estómago un poco revuelto.

—¿Mmm…?

Amy le quitó el gorro de la rana Gustavo y le despeinó el pelo cariñosamente. Repitió su pregunta mirándolo con expresión divertida.

—¿Me has oído ahora?

Él asintió moviendo la cabeza graciosamente. Sus párpados lucían a media asta, pero la porción visible de sus ojos, rezumaba picardía.

—Bromeaba… —admitió, refiriéndose a lo que había dicho en el coche—. Y en parte, no bromeaba… Quiero gustarle a tu padre… Que no tenga ninguna duda de que soy el hombre ideal para ti. Será porque perdí al mío… Sé que le habrías gustado muchísimo… Le habrías caído genial.

Aquel recuerdo dedicado a un hombre que a ella le habría encantado conocer, le derritió el corazón. Amy se incorporó y se sentó en el sofá, a su lado.

—Le caes bien, Niilo —aseguró, frotándole el hombro cariñosamente—, y ya se ha dado cuenta de que eres mi hombre ideal, créeme. En todo caso, los dos darán por bueno lo que yo decida.

Durante unos instantes, Amy y Niilo permanecieron en silencio, con los ojos cerrados. Hasta que, de repente…

—Espera, ¿he oído bien? ¿Has dicho que tus padres darán por bueno lo que tú decidas? 

De pronto, Niilo había vuelto a la vida. Giró la cabeza para mirarla. Notó que ella estaba repantigada en el sofá con una sonrisa de persona que ha bebido demasiado, y la mirada perdida en algún punto de la pared que tenían enfrente.

—Sip.

Niilo se rascó la cabeza pensativo. Definitivamente, no le cuadraba con la imagen que se había formado de ellos a través de las conversaciones que habían tenido durante los últimos meses. Después de presentárselos, en agosto, Amy había empezado a abrirse más con él acerca de la relación que mantenía con su familia, compartiendo algunos recuerdos de cuando todavía vivía con sus padres.

—Estás hablando de que así sería en una realidad paralela, ¿no? Porque en esta, me resultaría muuuuuuy raaaaaaro…

Ella se echó a reír ante la ocurrencia de Niilo. Él, que normalmente era callado, aquella noche estaba de lo más conversador.

—¿Realidad paralela? Oye, que con lidiar con mis padres en esta, ya tengo suficiente… 

—¡Y yo! —exclamó él. Lo dicho por Amy le había traído a la memoria el día de la boda de Evel y Abby y el millón y medio de preguntas que había tenido que responder a los Pearson. 

—Aunque… —continuó ella, pensativa—. Tienes razón, creo que no he estado muy acertada con mi comentario… Si por algo se caracterizan mis queridos progenitores, es justamente por no dar por bueno lo que yo decido…

—¿Ves? Esto sí me cuadra —concedió él, asintiendo con movimientos histriónicos.

—Existen muchas posibilidades de que no lo den por bueno… ¡Muchísimas! Pero como no estaremos solos, probablemente se corten y lo que realmente piensan me lo digan por teléfono o en otro momento… ¡Bien! —añadió, elevando un brazo en un gesto triunfal—. Sí, sí, sí… Y si puedo elegir, mejor que sea por teléfono… Así con dejarlo sobre la mesa y seguir con mis cosas mientras ellos se explayan a gusto, ¡asunto arreglado!

Vio que Niilo sonreía divertido ante su histrionismo y continuó.

—Ya los estoy oyendo… Mi madre —anunció, y se aclaró la garganta, disponiéndose a imitar su voz—: «Pero vamos a ver, Amy, no eres capaz de freír un huevo, ¿y te vas a vivir con tu novio? ¡Pues espero que él sí sepa cómo freírlo, si no la aventura os durará muy poco!» Como si no pudieras contratar a alguien para que te haga la comida o te limpie la casa… —remató, poniendo los ojos en blanco—. ¿Tú sabes freír huevos, caballero Jedi?

Amy tuvo que esperar a que él dejara de partirse de la risa para conocer su respuesta. Algo que hizo con una sonrisa divertida, encantada por su reacción.

—Nunca lo he intentado, pero por ti… ¡Lo que haga falta! —repuso, y volvió a reírse.

—¡Ese es mi chico!… Y mi padre dirá algo como… —Amy carraspeó una vez más, preparándose para una nueva imitación—. «Es muy típico de ti, cariño. En vez de anunciar que vas a casarte, como cualquier chica normal, lo que nos dices es que de ahora en adelante compartirás los gastos del alquiler para que te salgan más a cuenta. ¡Sí, señor, muy típico!».

—¡Ja, ja, ja… Los padres siempre pensando en la economía! —bromeó Niilo.

A pesar de las risas, Amy se dio cuenta de que, en el fondo, no le divertía tanto que las cosas fueran de aquel modo. Sus padres habían cambiado con los años, pero muchas de sus posturas ante la vida seguían siendo las mismas. Existían grandes posibilidades de que eso que para Niilo y ella era una gran noticia, para sus padres fuera otra locura más a añadir a la larga lista de decisiones objetables de su querida hija.

—A estas alturas, ya deberían saber que de mi economía me ocupo yo solita. Llevo haciéndolo desde que me fui de casa y en estos años jamás he recurrido a ellos. Ni una sola vez. Cuando las cosas no fueron bien, me aguanté y busqué mis propias soluciones.

Dado el evidente cambio de humor de Amy, Niilo decidió recuperar la risa.

—En mi caso, solo podemos esperar algo como… —se aclaró la garganta y puso voz de mujer al borde de un ataque de histeria— ¡¡¡Wiiiiiiii…. Al fin podremos empezar a planear la boda!!! —Y al ver la cara de Amy, se apresuró a añadir—: Eh, sin presiones, ¿vale, nena?

La pareja estuvo riéndose un buen rato a cuenta de las imitaciones paternas. Eran conscientes de que estaban ansiosos por lo que sucedería en unas horas en aquel mismo salón. También lo eran de que intentaban quitarle hierro al asunto… […]

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El mejor regalo del mundo: Un relato dulce y emotivo de Patricia Sutherland sobre la pareja más famosa de la Serie Moteros.

EL MEJOR REGALO DEL MUNDO

(Fragmento)

por Patricia Sutherland

Un relato dulce y emotivo, que abre el telón a un momento muy especial de la pareja más famosa de la Serie Moteros, basado en Los moteros del MidWay, 4. Una Navidad muy especial. Londres.

«El mejor regalo del mundo», un relato de Patricia Sutherland sobre la pareja más famosa de la Serie Moteros.

Sábado, 25 de diciembre de 2010.

Bar The MidWay.

Hounslow, Londres.

Eran las cuatro y media de la tarde y ya hacía más de una hora que Dakota había puesto a la familia en movimiento. Tal como había esperado que sucediera, las tías de Tess habían dicho que todavía era temprano y que podían quedarse un rato más en la buhardilla, a lo que él había respondido sacándolas con cajas destempladas.

—Ni hablar. Además, ¿que esperáis, que los quite yo? —Señaló el enorme lazo rojo que rodeaba la campana con la que tradicionalmente se anunciaba la última ronda de bebidas del día—. De eso nada, señoras. Ya podéis ir retirando todas esos adornos rapidito, que esto es un bar de moteros y se abre a las cinco.

—¡Es Navidad, Dakota! Moteros o no moteros todo el mundo espera ver lacitos y bolas de colores —intervino Amelia, haciéndole un guiño a Tess que para entonces reía divertida ante la expresión del rostro de su marido.

—Eso será en su caso. Lo que los clientes de este bar esperan encontrar aquí es cerveza y buena música.

—Y tíos buenos —apunto Abby mientras recogía la última mesa.

—¡Eso; tíos buenos! —dijo Terry.

Todos lo miraron sorprendidos. Llevaba dos horas bostezando sin parar con evidentes signos de estar durmiéndose sentado.

—¡Snowman ha resucitado! —exclamó Amelia, riendo. Junto a sus hermanas ya había comenzado a retirar los adornos navideños del salón.

—¡Alabado sea Dios! —bromeó Stella—. ¡Chico, qué alivio, nos tenías preocupados!

Terry agradeció los comentarios elevando ambos brazos como si fuera una estrella del rock saludando a los fans en un concierto

—Parece que has vuelto a la vida —le dijo Tess cariñosamente—. En ese caso, podrías quedarte un rato.

El moreno declinó la invitación con un gesto de la mano.

—No, cariño. Llevo dos semanas de aeropuerto en aeropuerto. Lo que necesito es dormir tres días seguidos, pero como eso no será posible, cuanto antes empiece mejor.

—Bueno, te dejaré descansar hoy, pero mañana te esperamos… ¿a comer? —propuso y al ver que él dejaba caer la cabeza hacia adelante y se ponía a roncar en broma, añadió—: De acuerdo, a cenar, entonces. A ti también, Diana, por supuesto. Y no aceptamos excusas, ¿verdad, Scott? —le preguntó a su marido que estaba encendiendo las máquinas, detrás de la barra.

El motero se volvió a mirarla con gesto interrogante.

—Les he invitado a cenar en casa mañana y acabo de informarles que no aceptamos excusas. Tienen que venir —le explicó ella, risueña—, ¿verdad?

¿Más gente en su casa? ¿Y todavía se lo preguntaba? Dakota empezó a reírse de pura desesperación.

—Si no venís os prometo que no me voy a ofender —aseguró. Y vio que Tess se ponía roja, lo cual consiguió que él se riera con más ganas.

—Eso es un alivio, tío. Lo último que querría es que te ofendieras —exclamó Terry y miró a Tess—: ¿Te he dicho ya que tu marido me encanta? ¡Es lo más!

—¿Te sientes identificado, verdad? A ti también se te da muy bien desconcertar a la gente con comentarios inoportunos… —Y volvió a dedicarle una mirada recriminatoria a su marido a la que él respondió haciéndole un guiño.

«Y que lo digas», pensó Diana, asintiendo con la cabeza varias veces. 

Aquellos movimientos enfáticos no pasaron desapercibidos a Terry. Estuvo a punto de traer a colación lo sucedido durante el día de remembranza en conmemoración del aniversario de la muerte de su marido, pero descartó la idea. Tess no estaba al tanto, o eso creía, ya que de otra forma, le habría dicho algo al respecto y la conocía lo bastante para saber que lo sucedido no le haría gracia. De hecho, mirándolo en perspectiva, a él tampoco se la hacía. No había estado bien.

—Totalmente identificado —repuso—. Tu marido es un desvergonzado, igual que yo. 

Dakota pensó que ese era el pie que necesitaba para acabar con aquella reunión por la vía expeditiva. Saltó por encima de la barra y fue hacia la mecedora donde estaba Tess con decisión.

—¡Exactamente! Y como no tengo ninguna vergüenza y, en cambio, lo que sí tengo es que prepararme para abrir el bar, me voy a llevar a mi mujer y a mi hija a casa ahora mismo. ¡La salida queda por ahí! —Señaló con un gesto de la cabeza la puerta principal y empezó a alejarse empujando la silla al tiempo que decía—: ¡Adiós a todos y gracias por venir!

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Los moteros del MidWay, 5. ¡Última pareja invitada y un bocadito romántico ❤️!

Los moteros del MidWay, 5. Noticias inesperadas. Menorca. Extras Serie Moteros # 11, de Patricia Sutherland. Hoy la autora te presenta a la última pareja invitada a tomar parte en la novela y comparte contigo un bocadito de lo más romántico.

Hoy te traigo a la última pareja de la que te voy a hablar entre las participantes de LMDM-5 …

Como siempre, la advertencia de rigor: además de dar a conocer el nombre, suelo incluir un resumen de la situación romántica de la pareja en cuestión. Esto quiere decir que si no estás al día con la lectura de la serie, los spoilers serán inevitables.

Ellos son 🎉🎉🎉

¡Jaume y Anna!

Los moteros del MidWay, 5. 4º Pareja invitada: Jaume & Anna

Esta es otra pareja de la que hace tiempo que no tienes noticias y estoy segura de que te va a encantar volver a pasar tiempo junto a ellos.

Para ayudarte a que te sitúes en contexto, te recuerdo que Anna y Jaume fueron novios de jóvenes y que volvieron a encontrarse durante las primeras fiestas que Anna pasa en Menorca tras treinta años viviendo en Londres. Vuelve a surgir la chispa, pero el diagnóstico de E.L.A de Anna hace que sus circunstancias sean muy diferentes ahora y no está por la labor de permitir que esa chispa se convierta en algo más. Prefiere que sigan siendo amigos.

Pero Jaume, que está al tanto de su enfermedad aunque ella no lo sepa, ha vuelto decidido a hacer lo que sea necesario para seguir junto a ella. No está dispuesto a perderla, como hizo la primera vez, y ante tanta determinación por su parte, Anna acaba cediendo y ambos se embarcan en una relación amorosa. Una relación que cuenta con las bendiciones de toda la familia, excepto uno de sus miembros; Danny, el único hijo varón de Anna, quien no solo se opone, sino que combate a Jaume de todas las formas posibles.

Cuando los vimos por última vez, pocos días antes de la boda de Andy, Anna sufre una importante recaída en su enfermedad que pone en alerta a toda la familia. Y para gran disgusto de Danny, Jaume cierra filas en torno a ella…

«… Mientras tanto en la casa familiar de los Estellés…

Neus no ocultó su sorpresa al abrir la puerta y encontrar a Jaume al otro lado.
—Pero hombre… Te dije que dormía… —comentó, pero enseguida se acercó a depositar los consabidos dos besos en las mejillas del constructor de barcos tras lo cual se hizo a un lado para dejarlo entrar.
Él venía con sus pintas deportivas elegantes y todavía traía el cabello húmedo, lo cual sumado al bolso de manos que portaba, le indicó a Neus que venía de su casa equipado para quedarse.
—Y yo te respondí que vendría igual…
—Anna se va a enfadar. Nos ha reñido a todos, empezando por su hija, para que te dejáramos en paz y pudieras acabar con ese pedido. Menos mal que su médico chino le puso esas agujas mágicas y la hizo dormir como un lirón toda la tarde, que si no… ¡Menudo rapapolvo[1], chico!
Jaume le ofreció una sonrisa.
—¿Y tú te lo has tragado? —Sacudió la cabeza—. Tu hermana tiene tantas ganas de verme como yo de verla ella. No te preocupes que ni se va a enfadar ni va a reñir a nadie.
Neus sonrió. Siguió a Jaume mientras él atravesaba el patio, el salón y finalmente alcanzaba la habitación de Anna donde ella hojeaba una revista, guardando cama tal y como el médico le había indicado. La expresión de su rostro cambió completamente al verlo. Ella dejó caer la revista y, simplemente, extendió los brazos hacía él.
—Ay, Jaume, qué suerte que estés aquí… —murmuró, acurrucándose contra el pecho masculino y dejándose acunar por él.
—¿Dónde iba a estar, tonta? Lamento no haber podido llegar antes, pero ya estoy aquí y no pienso marcharme —dijo, señalándole con un dedo el bolso que acababa de dejar junto a la cama—. Y no se te ocurra intentar hacerme cambiar de idea, ni soltarme alguna de tu larga lista de excusas por las cuales no es bueno que yo me quede a dormir en tu casa porque, señorita, me voy a quedar igual.
Los ojos de Anna recorrieron amorosamente el rostro masculino. Por supuesto, no pensaba hacer nada de eso. Al contrario, estaba agradecida de que él fuera tan bueno leyéndole la mente, ya que eso era justamente lo que necesitaba; lo necesitaba a él. De otra forma, no estaba segura de ser capaz de soportar la situación.
—Mira que puedo llamar a la policía… —repuso ella con un esbozo de sonrisa.
—Preciosa mía, como si decides llamar a los GEO, a los legionarios y a quien te dé la gana. De aquí no pienso moverme —tras lo cual, olvidándose por completo de que Neus continuaba junto al quicio de la puerta, se inclinó sobre Anna y la besó largamente.
De buen grado, Neus se habría quedado allí durante un rato, contemplándolos. La verdad era que le encantaba que su hermana mantuviera una relación tan bonita con alguien que había sido tan importante en su juventud. Hacían buena pareja y él se había ocupado de demostrarle a todos que no era un hombre que tropezara dos veces con la misma piedra; esta vez nada lo apartaría de ella. Ni a ella de él. A regañadientes, dejó de deleitarse en esa visión tan tierna para permitirles estar a solas. Regresó al salón justo en el momento en el que su hermana y su sobrino volvían de dar un paseo con la pequeña Luz.
—¿Cómo está Anna? —quiso saber Roser.
—Ahora, estupenda; acaba de llegar Jaume —repuso Neus al tiempo que tomaba en brazos a la niña y empezaba jugar con ella—. ¿Cómo tratan hoy los dientes a mi niña favorita? ¡Uy, pero si ya casi asoman dos dientecitos, Luz! ¡Pobre, cómo debe dolerte!
—¿Ese ya está aquí otra vez? —se quejó Danny
Neus miró a su sobrino. El muchacho ya se había puesto verde de rabia y ni siquiera tenía el constructor de barcos a la vista. La cosa iba mejorando.
—¿Sabes, sobrino? Empieza a ser hora de que dejes de mirarlo tan mal. Es un buen hombre y, además, tu madre lo adora. No seas tan egoísta, Danny.
—Vaya, Neus, te has convertido en mí y yo sin enterarme… —comentó Roser asombrada de oír a su hermana reprender al muchacho.
—Sí, todo lo que tú digas, pero es un pesado —repuso Danny, alejándose del salón—. ¿Es que no tiene su casa que siempre tiene que estar metido aquí?
—¡Golpea la puerta antes de entrar! —le dijo en voz alta y haciéndole un guiño a su hermana, añadió—: No sea que acabe llevándose otro disgusto…
Pero lo que Danny acabó llevándose fue una sorpresa, ya que al girar en el pasillo para dirigirse a la habitación de su madre, se encontró con ella de frente; venía en brazos de Jaume quien la conducía al salón.
—Tiene que estar en la cama… —atinó a decir el muchacho.
—¡Hola, cariño! —lo saludó su madre, estirando una mano para que Danny la tomara. Algo de lo que él, completamente atento a lo que hacía aquel tipo que le caía fatal, no se percató.
—No te preocupes, Danny. Tu madre está bien… —repuso Jaume que ni siquiera se detuvo. Pasó a su lado y una vez en el salón, depositó a Anna suavemente sobre el sofá de tres plazas al tiempo que empezaba a dar indicaciones.
—Habría que subir un poco la temperatura, Neus. Aquí está demasiado fresco. ¿Traes sus almohadas, Danny, por favor?
Las hermanas se miraron dudosas, pero al ver la expresión complacida de la enferma, Neus fue la primera en mostrar su acuerdo con una sonrisa. Roser, sin embargo, no lo tenía tan claro.
—¿Es buena idea tenerla aquí? —preguntó—. El médico ha dicho que debe descansar y si la ponemos en el centro de la reunión, hará de todo menos descansar.
Jaume acarició la mejilla de Anna suavemente
—¿Estás cómoda?
Ella se arrellanó en el sofá buscando una buena postura. Al fin, asintió con la cabeza.
—No te preocupes, mujer —le dijo Jaume a Roser—. Ha dormido toda la tarde y buena parte de la mañana, ha comido bien, ha sido una buena chica y como premio, cenará tranquilamente en su sofá, rodeada de su familia, que es la mejor medicina, ¿verdad, preciosa?
—Sí, por favor… Creo que duermo tanto de pura frustración. Odio estar en cama, no poder moverme cuando hay tanto que hacer. Y ya no hablemos de perderme estos días tan importantes para Andy…
—Lo sé, preciosa, lo sé. Paso a paso, ¿vale?
Danny regresó al salón con dos almohadas y una manta ligera y se las entregó a Jaume con brusquedad. A continuación, colándose en el mínimo espacio que había entre él y el sofá, abrazó a Anna.
—¿Cómo estás, mami? ¿Y el dolor?
Ella despeinó cariñosamente la cabeza de su hijo.
—Estoy mejor, Danny. Gracias, hijo. Y no te preocupes, ¿eh? No pasa nada.
—¿En serio? ¿No nos mientes?
La preocupación patente en la mirada de su hijo le estrujó el corazón. Lo atrajo hacia ella con ternura hasta que el muchacho apoyó la cabeza en su pecho y continuó acariciando su cabello.
—No, cariño, claro que no. Es solo que me pasé de lista y mi cuerpo me recordó que ya no estoy para esos trotes… Pero ya verás que con unos días de reposo, quedaré como nueva. —Mentía, por supuesto que mentía. Sabía que esta vez ni todo el descanso del mundo la dejaría como nueva. Apenas podía llegar de la cama al baño sobre sus dos piernas sin asirse de lo que encontraba a su paso. Apenas podía sostener el vaso de agua para tomar sus medicinas…
Poco después, todos se acomodaron en torno a ella, volvieron las conversaciones y las risas, y la vida volvió a ser para Anna algo lejanamente parecido a la normalidad.
Una normalidad que, sabía, ya no regresaría. …»

Momentos Especiales – Dylan & Andy.
Capítulo 7 (fragmento)


¿Qué tal sigue la relación ahora? ¿Cómo está Anna? ¿Danny sigue haciéndole la guerra a Jaume o al fin ha comprendido que la quiere de verdad y que esta vez ha venido para quedarse?

Si te has encariñado de esta pareja tanto como yo, vas a disfrutar muchísimo de lo que verás suceder en Los moteros del MidWay 5. Noticias inesperadas. Menorca.

Como apunte final, que sepas que, aunque te he presentado a cuatro parejas, no son las únicas que verás. Me he guardado una sorpresa que vale doble porque, desde ya puedo decirte, que NO te la esperas. Y como se suele decir, «hasta aquí puedo leer» 😜

El viernes 30 de julio llega a todas las plataformas y tiendas online, la que será la última novela de la Serie Moteros protagonizada por mi motero favorito, el irlandés Dylan Mitchell, y su chica, Andy Avery, y he pensado que estaría bien abrir el telón y dejarte saborear un poquito de esta nueva historia. ¿Qué te parece la idea?

Pincha el botón que hay a continuación ¡y buenísima lectura! 🧡


A LA venta en…

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¡Que disfrutes mucho de la lectura y gracias, como siempre, por acompañarme en esta aventura!


¿Quieres leer a Patricia Sutherland? ¡Comienza el 2º concurso internacional!

Comienza el 2º concurso internacional de la campaña «Estas vacaciones quiero leer a Patricia Sutherland» que la autora organiza por estas fechas todos los años.

Es una época que espero con muchas ganas porque es cuando mi agenda se despeja un poco y puedo dedicarme a aportar mi granito de arena a un objetivo importantísimo para mí; que me leas.

Así que si lees novela romántica y te gustaría «catar» mi estilo a la hora de contar historias de amor (¡o repetir, si ya me has catado!), sigue leyendo porque lo que viene a continuación podría interesarte.

Bajo el lema de mi campaña anual «Estas vacaciones quiero leer a Patricia Sutherland» hoy te traigo el segundo concurso de ámbito internacional. Esta vez está dedicado al motero Dylan Mitchell para celebrar que este mes verá la luz la última novela protagonizada por él. Y a través de este concurso podrá concursar para ganar un ejemplar impreso y dedicado (o digital, si lo prefieres) de la novela de mi Serie Moteros con la que se dio a conocer como protagonista, cautivando un montón de corazones; Lola, Serie Moteros 3.

¿Qué te parece hasta aquí? Fenomenal, ¿a que sí? En tal caso, te invito a seguir leyendo.

El concurso estará activo hasta el 31 de julio inclusive y podrás inscribirte en el enlace que te dejo a continuación, donde además podrás consultar toda la información relativa al mismo.

¿Te apuntas, a ver si la suerte te sonríe? ¡Espero que te animes! ❤️

¡Ya está aquí el Especial Jera Romance Feria del libro 2020!

En Jera Romance vuelve a ser época de «Especiales» con el segundo de los tres que organizo cada año a través de mi web; el Especial Jera Romance Feria del Libro.

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¡Síiiii, es tiempo de «más bocaditos románticos por menos euros» 😊

Este año, nuevamente, están disponibles tanto en formato impreso como en formato digital, en condiciones realmente ventajosas.

¿A qué me refiero por “ventajosas”?

Me refiero a poder adquirirlas en packs de 1, 2 ó 3 novelas a escoger, con grandes descuentos y entrega en 24-48 horas, dependiendo del destino. Pinta bien, ¿a que sí?

Encontrarás toda la información en este enlace:

Especial Jera Romance Feria del Libro 2020

Solo hasta el 3 de junio a medianoche. ¡Aprovecha!

 

 


¿Sabías que desde 2007 edito un boletín mensual? Si te gusta cómo escribo y te interesa saber en qué nuevos proyectos trabajo, te lo recomiendo. Leerás extractos de mis novelas, conocerás a mis nuevos personajes, mis próximos lanzamientos, las promociones y concursos internacionales que organizo y… mucho más. Se llama Románticas y es gratuito. Estás invitadísima, ¿te apuntas? Además, si te suscribes y por tiempo limitado…

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PROMO. Harley R. (Serie Moteros 2) en la promoción Kindle Flash España.

Harley R., Serie Moteros 2 ha sido seleccionado para formar parte de la promoción Kindle Flash España de hoy, así que esta tu ocasión de conocer al «motero demonio», un personaje que ha enamorado a las lectoras y que ha conseguido lo que ni siquiera yo imaginaba; convertirse en un serio contrincante del yogurín Dakota, la estrella de la serie.

Ganadora del II Premio Pasión por la Novela Romántica 2013

Nominada al Premio Rosa Romántica’S 2014

Nominada a los Premios RNR 2014

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¡Pincha aquí para aprovechar esta promo!

«Mi puntuación: Memorable. ¿Por qué esa puntuación? Me ha gustado incluso más que Princesa. En este caso, los personajes tienen una gran carga emocional a sus espaldas y, aunque Evel (que es realmente achuchable y un hombre absolutamente perfecto) está enamorado de ella desde el primer momento, ella al principio ni se fija en él. De modo que su relación avanza de forma pausada, realista y muy tierna. Se aprecia cómo el amor (y la pasión) surge poco a poco, cosa que no abunda en las novelas románticas, sea cual sea su subgénero…». Déborah Muñoz. Blog Escriboleo.

 

Para Abby nunca ha habido nadie más que Dakota, un motero con el que sueña despierta desde que iban al parvulario, pero ahora sabe que sus sueños nunca se harán realidad porque él no está enamorado de ella, sino de Tess, su hermana mayor.

Prendada de un hombre que el destino ha querido convertir en su cuñado, sintiéndose traicionada por su propia hermana y dolida con su familia que parece haberse puesto de su parte, Abby se precipita al vacío de la depresión, un abismo del que, haga lo haga, no consigue salir.

Cuando aquella mañana, sin saber cómo, amanece en la cama de Evel, el mejor amigo de Dakota, Abby comprende que ya no puede caer más bajo. Ha tocado fondo y aquello es el fin.

Pero todo fin lleva implícito otro principio.

Este nuevo comienzo la introducirá en el fascinante mundo de los amantes de las motos y el tuneo, donde descubrirá su auténtico talento, y allí, entre piezas de recambio y aceite para motores, tendrá la ocasión de conocer al verdadero Evel, un hombre afectuoso e intuitivo cuya generosidad marcará la vida de Abby de forma definitiva.

Un hombre tan cautivador como precavido a la hora de entregar su corazón a una mujer con quien Abby descubrirá, en circunstancias difíciles, que tiene más cosas en común aparte de la pasión por el arte, las motos y el chocolate…

Harley R., una novela de Patricia Sutherland sobre el amor después del desamor y las segundas oportunidades.

❤️❤️❤️

Por cierto, si no has tenido ocasión de conocer a Dakota, te comento que Princesa también está en promoción a solo 1,99 €. ¡Las dos primeras novelas de la Serie Moteros por menos de 3€! No está nada mal, ¿eh? 😜

 

Pincha aquí para adquirir Harley R. (Serie Moteros # 2).

Pincha aquí para adquirir Princesa (Serie Moteros # 1).

¡Si aprovechas la promo, buena lectura! 😜

 

Un concurso para celebrar la semana del libro.

¿Sabías que desde el 23 de abril está abierto un concurso de ámbito internacional en mi web, Jera Romance? En esta entrada te lo cuento.

Me encanta organizar concursos, me parece una forma ideal de recompensar a mis actuales lectoras por su fidelidad y de ofrecer a aquellas que todavía no me han leído la posibilidad de «catarme» con un libro de regalo. Antes, raro era el mes que alguno de mis libros no estaba involucrado en algún concurso, fuera organizado por mí o coordinado con algún blog. ¡Qué tiempos aquellos en los que tenía tiempo para dedicar a este tipo de actividades! Ahora, fuera de mi boletín Románticas donde hay uno cada mes, son muy esporádicas mis incursiones en este territorio.

Esta es una de esas raras ocasiones, así que ¡aprovecha! ;)

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Concurso Int’l Serie Moteros – Semana del libro 2018

 

Premio: 1 ejemplar de cualquiera de las novelas integrantes de mi Serie Moteros, a elección de la ganadora.

Ámbito: internacional.

Duración del concurso: del 23 de abril al 7 de mayo de 2018, inclusive.

Requisitos y demás información: en la página del concurso.

¡Pincha aquí para apuntarte y que la suerte te acompañe!

 

Un bocadito romántico para celebrar el comienzo del verano

 

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¡Ya está aquí el veranito! Época de vacaciones, días largos y noches de música en las festividades locales que se celebran en los distintos pueblos de España durante estas fechas… Y cómo no, de tumbona, refresco y un buen libro, si es romántico mejor ;)
Así las cosas he pensado que por qué no celebrarlo regalándote un bocadito bien romántico. A ver qué te parece este:

Dylan siguió la jugada con interés desde su ubicación, junto a la ventana próxima a la puerta que hacía esquina, donde conversaba con Markus y sus amigos. Los había conocido en el Ace-Café hacía un tiempo y, por lo visto, les había vendido tan bien las bondades del bar de Dakota y Evel que era la segunda vez que se pasaban por allí aquella semana. Notó que Conor parecía que se dedicaba a su cerveza, pero continuaba atento a Andy. No le perdía pisada. Era la típica mirada de un tío que busca la ocasión de volver a intentarlo y como sabía de sobra cuáles eran sus sentimientos por ella, también sabía que, aunque ese round hubiera acabado a favor de Andy, todavía quedaba mucho combate por delante. Mucho, porque ella era durísima de pelar. Su juventud y su risa fácil comunicaban una imagen que distaba kilómetros de la verdadera personalidad de Andy. Antes lo intuía; ahora lo sabía de primera mano.
La atención del irlandés regresó a la camarera justo cuando ella hacía lo mismo. Andy le obsequió una sonrisa a la que él respondió con un guiño y cada cual siguió a lo que estaba antes. No era la primera mirada ni la primera sonrisa que intercambiaban aquella tarde. Si de Dylan hubiera dependido, se habría acomodado en un hueco de la barra como hacía siempre. En lo que a él concernía, eran adultos y libres, muy dueños de hacer lo que les viniera en gana. Además de que no en vano todo el mundo lo tenía por un pasota; francamente, le importaba un carajo lo que pensaran los demás. Pero lo último que quería era perjudicarla. Había tenido la ocasión de comprobar que su vida era ya bastante complicada sin añadir cotilleos ni escenitas estúpidas por parte del imberbe del que Andy estaba enamorada, aunque la mayor parte del tiempo quisiera zurrarlo.
Además, estaba la cuestión de la química que había entre los dos. Toda una cuestión que tenía a Dylan en vilo desde hacía cuatro días, con una erección en ciernes, preparada para la batalla a la menor insinuación real o imaginaria. Precisamente por eso, prefería dejar que fuera Andy quien tomara la iniciativa. Para ir sobre seguro. Ya que era ella quien verdaderamente tenía algo en juego, que fuera libre de escoger, de decidir su siguiente movimiento.
Y en eso, justamente, estaba pensando Andy.

   Dylan no se dio cuenta de que la tenía detrás hasta que sintió que le acariciaba la parte baja de la espalda, algo más que un roce que fue del riñón derecho al riñón izquierdo, como quien acaricia al pasar. Era su mano. Era su forma de acariciar, sugerente pero nada intrusiva, con los dedos bien abiertos anunciando su presencia con postverano2suavidad.
Todo ocurrió en un segundo.
Dylan tomó nota rápida de qué hacían sus compañeros de grupo y comprobó que sus ojos estaban pegados a la gran pantalla de plasma que proyectaba imágenes de la última carrera del mundial de motociclismo. Acto seguido, controló a Conor. Él conversaba con Ike y en aquel preciso instante, tampoco prestaba atención, pero el irlandés sabía que no duraría mucho, que sus ojos pronto volverían a buscar a Andy y que si la encontraba a su lado, se dispararían todas las alarmas. No había tiempo que perder. Solo entonces, cuando estuvo seguro de que nadie les prestaba atención, tomó a Andy por el codo. Ella sonrió, retrocedió un paso y se volvió. Disimuladamente, apoyó su mano en la cintura de Dylan, sobre el grueso cinturón.
Entonces, sus miradas se encontraron y los dos supieron que la maquinaria se había puesto en marcha otra vez. Él tomó la mano que descansaba en su cintura y la desplazo hacia abajo haciéndola recorrer el perfil de su nalga. Ella no se quedó atrás, en cuanto sintió la voluptuosidad de aquel culo bestial bajo la palma de su mano, lo acarició a placer.

   —¿Me traes una cerveza… cuando puedas? —se las arregló para decir Dylan. Había que decir algo antes de que los dos explotaran por combustión espontánea, y pedirle una cerveza a una camarera le parecía una petición lógica.

 Pero como en realidad lo último que quería era acabar con aquel momento que le estaba poniendo los colmillos larguísimos, se lo comunicó por el efectivo método de rodear la mano femenina con la suya y guiar las caricias.
Ella le demostró que tampoco quería poner fin a aquel momento apretando aquel cachete voluptuoso, haciendo que Dylan se tensara como la cuerda de un violín.
—¿Me devuelves mi mano? —murmuró ella, comiéndoselo con los ojos.
Dylan respiró hondo, hinchando el pecho al límite. La mirada femenina siguió con atención los movimientos de su tórax hasta que él exhaló y la bocanada de aire ardiente le abrasó la cara. Entonces, regresó a los ojos color cielo de Dylan que respondió:
—Claro —y al instante liberó la mano de Andy, que también respiró hondo y se dirigió a la barra.
Jo-der, pensó el motero calvo.
Dylan se metió las manos en los bolsillos. Volvió a exhalar el aire en un suspiro y se concentró en recuperarse antes de que alguien se diera cuenta del subidón bestial que tenía en el cuerpo.

© Patricia Sutherland

Ahora que lo pienso, con tanto calorcito ambiental y tanta pasión en la lectura, no sé yo si mejor recomendártela para el invierno, ¿tú qué opinas? ;)


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Lola. Serie Moteros # 3

Ebook disponible a través de:
Tiendas Amazon: ES | US
Tiendas Itunes: ES | US
Otras tiendas: GoogleStore | Barnes&Noble | Kobo
Libro impreso disponible a través de:
Amazon.es | Amazon.com | Jera Romance (¡y dedicado por mí!)


¡Feliz inicio de verano!

 

 

Lola Entre-Historias, ¿y qué tal un fragmento romántico?

Ya está disponible para lectura online y también para descargar, un fragmento de lo nuevo de Moteros, Lola Entre-Historias, Serie Moteros #4

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¿Cómo está tu termómetro romántico hoy? Lo digo porque el momento que recoge el extracto corresponde al de una pareja muy enamorada que, por razones geográficas, se ve muy poco. ¿Preparada? ;)

«… —¡Y pensar que estaba por matar a un irlandés y resulta que este trasto infame se me había apagado! —dijo la muchacha. Sus carcajadas contagiosas devolvieron a Dylan al confort.
Él volvió a cerrar los ojos para disfrutar de aquellas sensaciones únicas que no había experimentado jamás en su vida, simplemente porque jamás había necesitado a alguien hasta el punto de que tan solo su risa le pareciera un regalo.
Andy pasó frente a su tío sin mirarlo. Se dirigió al área de los lavabos en busca de un rincón donde poder hablar con un poco de intimidad. A pesar del gran ruido ambiente, estaba bastante segura de no haber oído a Dylan pronunciar ni una sola palabra, ni siquiera reír.
Se colocó en un rincón, cerca del baño de las mujeres y volvió a intentarlo.
—¿Sigues ahí o te has desmayado de la alegría de volver a oírme?
Dylan abrió los ojos con pereza. Una sonrisa remolona apareció en su rostro.
Sigo aquí. Despelotado y muy solo sobre una cama king size, escuchándote mientras intento que no se me vaya mucho la cabeza. —Hizo una pausa premeditada—. Por lo menos hasta el jueves, tengo que amarrarla bien fuerte.
La imagen conjurada por aquellas palabras supuso un torrente de inspiración para Andy. Mejor dicho, un huracán, ya que muy pronto se encontró desabrochándose la chaqueta y no contenta con eso, siguió con el cuello de la camisa. Aquel corpachón desnudo, cubierto de tatuajes yaciendo sobre las sábanas, ideal lo miraras por donde lo miraras…
—¿Sigues ahí o te has desmayado de…? —la imitó a propósito. Y no acabó la frase también a propósito.
El suspiro que escapó del pecho de Andy hizo las veces de respuesta a las mil maravillas. Una respuesta que a Dylan le encantó.
¿En serio ya estabas pensando en matarme? —continuó él, consciente de que era mejor apartar el tema “despelotado en una cama” antes de que la conversación se fuera de madre.
—No… Lo dije por decir, Dylan… —Su voz, a pesar del tono tierno que empleó, no sonó muy convincente para él.
Ya. Solamente estabas barajando qué métodos eran más dolorosos. Todavía no habías llegado a fraguar tu plan.
Los dos rieron y durante un instante Andy consideró no hacer más comentarios, dejar el tema así. Después de todo era feliz. Por primera vez en su vida era feliz sentimentalmente hablando. ¿Qué sentido tenía despertar a los fantasmas del pasado? Pero pronto descartó la idea; tontería o no, lo diría. No le mentiría en nada, aunque eso la expusiera…» [Sigue leyendo aquí]

¡Que disfrutes de la lectura!


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Después de que Dylan sorprendiera a Andy presentándose en su isla bonita, la pareja se embarca en la aventura más romántica de todas; la de conocerse a fondo el uno al otro y aprender a disfrutar del escaso tiempo que pueden estar juntos.
En Londres, mientras Dakota y Tess reciben una gran noticia, Evel y Abby se disponen a preparar una boda por todo lo alto después de que el motero consiguiera el segundo “sí, quiero” de su chica. Niilo y Amy, en cambio, no han vuelto a verse desde el casamiento de Dakota. Aunque las cosas podrían estar a punto de cambiar de un momento a otro…
Visitas inesperadas, decisiones importantes y la posibilidad de conocer el lado romántico del hombre menos romántico de la Serie Moteros son algunas de las novedades que encontrarás en esta nueva entrega.
Lola Entre-Historias, un dulce spin-off de Lola.
1: Las Entre-Historias son, en realidad, el 3.1 dentro de la serie. La razón de que las haya publicado como 4 es que a efectos de catalogación solo se admiten números enteros.

 

Novelas anteriores de la Serie: