Chicas, cuidado con lo que leéis…

Algunos consejeros matrimoniales advierten que los mensajes distorsianados sobre el amor, los hombres y las relaciones que transmiten las novelas románticas hoy en día, pueden desequilibrarnos tanto (a las mujeres), como la pornografía a los hombres.

¿Qué tal?

Más o menos así empieza este post, que por cierto, dio lugar a un goteo interminable y enardecido de comentarios a favor y en contra.

Seguramente me habría pasado completamente desapercibido si no hubiera sido la segunda vez en una misma semana que alguien asociaba novela romántica y porno. Aunque las dos columnas publicadas están muy bien planteadas, resulta evidente que el propósito era dar lugar precisamente a esa avalancha de comentarios.

Y no es lo que parece a simple vista: en el fondo, no dicen que sean cosas comparables sino que la novela romántica es a la mujer, lo que el porno al hombre: un escapismo sensual/sexual, distorsionante, que puede resultar adictivo.

No voy a entrar en el debate porno sí, porno no y su equivalente en el género romántico porque honestamente, no me parece relevante.

Las palabras «escapismo» y «distorsionante» sí me parecen importantes. Leer es una de las formas más habituales de informarse, una que está generalmente, al alcance de todos. Leer forma, instruye, entretiene, y muchas veces, nos permite encontrar respuestas a cuestiones personales de las que no siempre estamos dispuestos a hablar. Otras nos aporta consuelo, alivio, y como mínimo, compañía. No hay lecturas escapistas. Hay personas que desean escapar y quien desea «escapar» de su realidad, lo hará con un libro, o con cualquier otra cosa.

La cuestión de los mensajes distorsionantes ya son palabras mayores. La principal acusación que se hace a la literatura romántica es que ofrece una visión irreal de la relación romántica. Presenta hombres atractivos, seguros de sí mismos, generosos, que además protegen, escuchan y respetan a la mujer que aman. Cuando se trata de romance erótico, además esos hombres son siempre amantes excepcionales. ¿Mensaje distorsionado? Decir que una mujer se sienta frustrada porque su hombre no se asemeja a los héores de sus novelas es tan delirante como dar por hecho que lo normal, lo esperable, es que su hombre sea justo lo contrario. A ser mejor hombre y mejor mujer, se aprende.

Lo hermoso o lo feo están en los ojos del que mira. Es una experiencia emocional, y por lo tanto, subjetiva. Pero el amor, ese sentimiento motor de nuestras vidas no es subjetivo, es el resultado de amar.

Y amar es un verbo, denota una acción: solo hay una forma de amar, y es haciéndolo.

Lo que las mujeres dicen sobre…

Hombres y supermercados, dos opuestos irreconciliables.

  1. En el hiper, nunca te pongas en la cola de una caja atendida por un hombre.Vas a tardar más. Un hombre es demasiado cabeza dura para pedir ayuda con ese código de barras que el lector no lee o cuando se queda sin bolsas de plástico.
  2. No mandes a un hombre al super a menos que no necesites la leche y los huevos en mínimo dos horas, que es lo que va a tardar en encontrarlos en las góndolas. Puede que se vuelva sin alguna de las dos cosas porque los hombres no piden ayudan.
  3. Su incapacidad de encontrar algo aunque lo tengan delante (o tal vez, de decidirse por una de las miles de marcas) es también aplicable a la nevera de casa: ¡tampoco allí encuentran nada! (“Cariño, ¿dónde está la mermelada? “ – pregunta él mientras husmea en el interior de la nevera. Respuesta: “¿Preguntas por ese bote de tapa roja que tienes justo delante de tus narices? Pues ahí, justo delante de tus narices”).

De The Lipstick Chronicles. Women Rule.

 

Personalmente, creo que “conspiran” para librarse de dedicar tiempo a lo que no les gusta hacer: nadie puede ser tan memo, a menos que se lo proponga.

 

Ahora que releo lo que acabo de escribir se me ocurre…

 

Entre esas cosas que no les gustan ¿no estará “pensar”? ;-)

Consejos eróticos y citas científicas.

No tenía pensado escribir sobre erotismo, pero cuando ví este post no me pude resistir. En blogs relacionados con literatura romántica, he visto citar personajes famosos, escritores vivos y muertos, artículos de prensa de contenido variado, pero ¿estudios científicos publicados en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos? Es la primera vez, palabra.

Como lo lees. The Blushing Ladies, un blog que mantienen varias escritoras de novela romántica erótica, dicen que lo mejor que pueden hacer los hombres para estimularnos en esos días «que nos duele la cabeza», es leernos (!) un poema, una historia, un capítulo de alguna novela, cualquier lectura romántica o subida de tono, según preferencias. Nosotras somos «auditivas», ellos, «visuales». Y sí, aportan dos enlaces a sendos estudios científicos recientes sobre el tema.

Bueno, ya que parece que ahora está «probado científicamente» habrá que comprobarlo personalmente ¿no? :-)

La infidelidad, en la realidad y en la ficción.

Lo que las lectoras de novela romántica no quieren en sus novelas ni las personas, en sus vidas.


Siempre me he considerado bastante flexible en cuanto a la temática de los libros que puedo llegar a leer. El requisito imprescindible tiene que ver más con la técnica del escritor que con el tema que trata: si atrapa mi interés en las primeras dos o tres páginas, me lo quedo, sino, no. El genero que me gusta escribir, sin embargo, es estricto en cuanto a lo que debe abordar y lo que no. Y la infidelidad es un «no», clarísimo.

Justamente de esta cuestión habla este post reciente en Romancing The Blog. Pero no fue precisamente el post, que mantiene la postura del «no» y la argumenta, lo que atrajo mi atención, sino uno de los cincuenta y tantos comentarios que recibió. Mel, en su comentario, dice:
«El amor verdadero trata de perdonar y aceptar a las personas por lo que son, incluidos sus errores. Me sorprende que tanta gente menosprecie las novelas románticas que incluyen la infidelidad hasta el punto de que no leerían el libro. Pienso que algunas de las mejores relaciones que conozco son las que rotas por la infidelidad, lograron reconstruirse a través del amor, el perdón y la comunicación. De esto trata el amor y si un escritor es capaz de escribir tal historia, yo lo soy de leerla. En realidad, puede tener mucho más que un final feliz, puede ser una historia realmente hermosa».

Efectivamente, la postura del «no» gana por goleada, por motivos que con distintas palabras resumen un mismo concepto extensamente arraigado en sociedades de tradición cristiana: el romance es solo de dos personas y solo entre un hombre y una mujer. El perdón también es un valor cristiano, que sin embargo sigue siendo asignatura pendiente para la mayoría de los seres humanos.

Esta encuesta realizada por la MSNBC.com e iVillage el pasado febrero entre 70,288 lectores, corroboró este extremo: más del 70% sostuvieron que la infidelidad no es justificable bajo ninguna circunstancia. El 43% de las mujeres y el 37% de los hombres dejaron a su pareja después de descubrir que le habían sido infieles…

A pesar de lo cual, casi la mitad de los encuestados admitió haber sido infiel alguna vez en su vida, por razones con matices así de diferente entre hombres y mujeres:

El 44% de los hombres buscaba sexo más frecuente y el 40%, sexo más variado.
El 40% de las mujeres buscaba mayor atención emocional y el 33%, sentir que seguían siendo deseables.

El perdón (de una infidelidad o cualquier otro error «grave») es una asignatura pendiente, sin duda, pero ¿hasta el punto de ni siquiera soportar la infidelidad como conflicto de trama en una novela romántica? ¿Qué opinas?