Chinchón, mi primera feria del libro. Algunas impresiones e imágenes.

Desde el principio me he movido bastante para darme a conocer y desde 2009 procuro no perderme ningún encuentro/evento de Romántica. Pero, si me sigues habitualmente, habrás notado que me he mantenido lo más alejada que he podido de las ferias (de libros). En esta entrada te ofrezco unas pinceladas de cuáles eran mis razones y, de paso, te cuento impresiones acerca de mi primera experiencia ‘ferial’, en la Feria del libro de Chinchón.

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La Feria del libro de Chinchón, a primera hora: montando el chiringuito.

Siempre cuento que como lectora estuve solo una vez en la Feria del libro de Madrid, al tiempo de llegar a España (hablo de principios de los ’80), para ver qué tal era y no me gustó. Regresé a la FLM en 2011, con la única intención de poder ver a algunas amigas autoras que viven en otras provincias a muchas de las cuales solo veo de feria en feria, y desde entonces seguí asistiendo cada año con el mismo propósito. Para que nos entendamos, espero a que salgan las fechas y horas de firmas de mis amigas, organizo un pequeño tour (procurando resolver la cuestión en un único día), y me voy a charlar un ratillo con ellas. A medida que me he ido haciendo un poquito más conocida, había lectoras que querían verme y entonces, tomé la costumbre de publicar mi ruta de firmas aquí, en el blog, y compartirlo en las redes sociales. De esta forma, las interesadas sabían dónde encontrarme. Pero hasta ahí. Supongo que se trata de otra de mis rarezas; me agobia el calor, la cantidad de gente, la casi imposibilidad de acercarte a hojear un libro tranquilamente… Y cada vez que voy, veo a los autores (los best sellers, no; los otros), sudorosos y con cara de «no viene a verme ni el Tato» aguantando la que cae en Madrid en época de feria y, bueno, ya sabes, se me empiezan a ocurrir cien maneras más efectivas de usar mi tiempo, empezando por echarme en el sofá a leer un buen libro.

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Chinchón. ¡Los carteles están hechos de pan! ¡Ñam!

 

Durante este tiempo he tenido algunas ocasiones de participar como autora, que decliné. Incluso en 2014 estuve a punto de participar en la FLM, pero la librería, como es lógico, había reservado los fines de semana para autores taquilleros y solo tenía huecos en días laborales. Sucede que tengo que ver muy clara la conveniencia de interrumpir mi programación de diario (¡el ritmo es fundamental!)  con actividades que me obligan a salir del estudio, y la verdad, en este caso, la sola idea me provocaba dolor de cabeza. Total, que les agradecí la gentileza y volví a declinar. Si una idea me incomoda, si no me motiva o no dispara mi lado creativo de alguna manera, la descarto. ¿Para qué luchar contra la resistencia ante algo cuando puedo emplear esa energía para sacar adelante proyectos que me ilusionan, que esperan en el cajón a que mis manos se liberen un poco y les toque el turno? Las cosas llegan cuando tienen que llegar. O no llegan.

En este caso, llegó. A finales del año pasado, leyendo un artículo (de un ‘indie’ norteamericano que sigo habitualmente) sobre autoedición y las actividades en las que a un autor independiente no le interesa involucrarse, me llamó la atención encontrar dos exclusiones claras: los eventos y las ferias. Suelo coincidir bastante con sus opiniones, pero concretamente en descartar los eventos, no. Al no haber asistido a ninguna feria, ese punto quedaba por ver. Pensé que estaría bien probar, tener experiencia de primera mano y luego hacer una valoración. Y ahí quedó; en mi lista mental de futuros «quizás».

En abril de este año, la dueña de la Librería Charada, a quien conocí en el I Encuentro Erótico-Romántico de Aldea del Fresno, tuvo la deferencia de invitarme a firmar en su carpa en la Feria del Libro de Chinchón. Pocos días después, la autora y organizadora de los Encuentros RA, Merche Diolch, también me lo propuso, y la idea prendió. Estaría junto a otras dos escritoras y además, por tratarse de la feria de un pueblo de la Comunidad, el ambiente sería mucho más relajado. Ideal para un primer contacto.

Y la verdad es que me lo pasé muy bien. A ver, no te hagas ilusiones; sigue siendo una de esas actividades para las que tengo que ponerme el chip (pero bien puesto, además) y que consiguen dejarme molida, pero mi lista de positivos es inesperadamente amplia. A continuación recojo algunos.

El primer positivo, sin lugar a dudas, viene de haber tenido la posibilidad de interactuar con gente emprendedora: Esther y Juanjo, los dueños de Librería Charada; Merche y Mar; Susana, una editora que conocí en la feria; la autora Silvia Añover, que escribe libros para niños y me dejó alucinada con la forma que ha ideado para darse a conocer… Incluso aunque no se trate de organizar proyectos en común, cuando te rodeas de gente pujante -o como decimos por aquí, «echada pa’lante»- tu mente se pone en modo creativo y la mía, que no necesita muchos estímulos para volar, pilotaba una nave intergaláctica. ¡No podía pararla!

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De izq. a der. Mar Vaquerizo, Merche Diolch y los libreros, Esther y Juanjo, de Librería Charada.

 

Otro positivo tiene que ver con el aprendizaje. Observas a la librera, ves cuándo y cómo interviene, piensas en cómo lo harías tú… y entonces, tu propia función en la caseta/carpa empieza a tener sentido. Las cosas empiezan a cuadrar. Es que hay una gran diferencia entre la firma en ferias de un escritor conocido (de los que tienen filas de lectores esperando su autógrafo) y la del resto de autores. En el primer caso no hay necesidad de labor comercial porque su presencia allí es suficiente reclamo, pero ¿y en el segundo, cuando la gente que se acerca a la caseta te toma por la librera porque no tiene la menor idea de quién eres?  En este caso, debe haberla. Y es el autor quien tiene que hacerla, porque quién más cualificado para presentarse y hablar de su libro que el propio autor. ¡Menudo descubrimiento! Es un papel activo, no pasivo como llevo viendo los últimos cuatro años en la FLM. Y dado que soy una persona de acción, este enfoque sí que me va. Fue darme cuenta de esto y empezar a idear formas eficaces de participar que pienso poner en práctica en futuras ferias.

 

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Mar, Merche, Esther y yo.

 

Otro gran positivo fueron las risas y la charla distendida. Ya no recordaba la última vez que estuve tanto rato con compañeras de profesión y/o libreros conversando de las vacas que vuelan (jajaja vale, es un decir) y realmente me sentó fenomenal.

El momento anécdota tuvo lugar cada vez que los burritos recorrían la plaza. ¿Qué a qué burritos me refiero? A estos:

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Burrito va, burrito viene. Feria del Libro de Chinchón.

 

Iban paseando a los niños y levantaban polvo. Acto seguido, veías a Esther con su panza de ocho meses de embarazo salir de la carpa, plumero en mano, a «plumerear» las cubiertas de los libros que se ponían perdidas. ¡No sé las veces que la vi coger el plumero aquel día! ¡Me recordaba al personaje de la tía Betsy del libro David Copperfield, cuando corría a espantar a los asnos que se colaban en su jardín antes de que pisotearan las margaritas! Indefectiblemente, me daba la risa.

Y hasta aquí mi relato de un sábado de nuevas experiencias, mucho aprendizaje y muchas risas.

Agradecimientos especiales a Esther, de Librería Charada por invitarme a conocer su rinconcito en la Feria del Libro de Chinchón y a mi querida Merche Diolch, por su permanente apoyo y cariño, y por no cejar en sus intentos de «arrastrarme a que se me vea más»:P

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Promoción Especial Feria del Libro de Jera Romance.

Esta es la primera Promoción Especial Feria del Libro de Jera Romance, ¡y espero que no sea la última!

Aunque la Feria del Libro de Madrid atrae cada vez más visitantes de otras regiones del país, he pensado que estaría bien que las lectoras que no pueden desplazarse también tuvieran la oportunidad de hacerse con ejemplares impresos de mis libros a precio de feria ;)

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Encontrarás toda la información en este enlace.
Especial Feria del Libro de Jera Romance
Solo hasta el 15 de junio.

Y si, por el contrario, tienes pensado pasarte por el Parque de El Retiro este año, recuerda que podrás encontrar la Serie Moteros en la Caseta 309 de Librería Fábula. A su autora, más que encantada de dedicártelos, la encuentras estos días/horas:

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¡Buena feria!

 

Un dia en la feria del libro de madrid: fotos, buena compañía y mucha magia.

Últimamente mis entradas no están planificadas, lo cual es decir un montón cuando se trata de mí. Es cierto que cuando publicas un libro, das por sentado que algo, por mínimo que sea, cambiará en tu vida. Yo esperaba cambios, los tenía asumidos de antemano. Pero lo que ha estado sucediendo, y especialmente, la forma en que lo hace, se sitúa muchísimo más allá de mis expectativas. La última edición de la Feria del libro de Madrid no fue sino otro ejemplo más de cómo la realidad puede llegar a superar hasta a una imaginación hiperactiva como la mía: asistir con la única intención de reencontrarte con amigas y como suelo decir, «apoyar la causa romántica», y acabar casi necesitando montar un improvisado chiringuito para firmar marcapáginas de Princesa, a falta de libros. Increíble.

Lo diré de partida: no me gustan las ferias. Creo que incluso lo he escrito aquí, en algún post, hace tiempo. Para mí todo lo asociado con la lectura es placentero, íntimo, sosegado. Las ferias son justo lo contrario, y como transcurren durante los meses de verano, además toca sudar. Así que lo que suele ocurrir es que cada año me lo pienso tanto, que acabo no yendo. Pero el 9 de junio de 2012, prometía: las autoras románticas españolas copaban varias casetas -¡sííiii mis chicas favoritas estaban en Madrid!- y era una súper ocasión para volver a achucharlas y pasar un buen rato con ellas. Una ocasión ideal, si tenemos en cuenta que a algunas de ellas las veo muy de tanto en tanto, cuando recalamos en un mismo lugar para asistir a alguna jornada o evento romántico.

Así las cosas, con varios días de antelación, empezaron los planes para ese sábado en particular: a qué hora quedaríamos, dónde comeríamos… Yo asistía en calidad de amiga, ni siquiera de visitante/lectora, de modo que no tenía pensado siquiera comentar aquí que el sábado estaría por el Retiro. No habría crónica en Sutherland, a lo sumo un enlace en la sección Media Room apuntando a Google+ con las fotos que sacara. Pero las Bollitos (1) se cruzaron en mi camino, con su Síndrome Dakotiniano Degenerativo (definición de Nínive López Ble, de Entre Ramas Románticas) y…

¡Cuánto pueden cambiar las cosas en un momento! :)

Alguien del grupo ¡¡¡Pon un Dakota en tu vida!!! me preguntó si iría algún día a la Feria del libro. Claro, la pregunta era si estaría firmando, y yo respondí que no, que estaría en la caseta de Éride haciéndole fotos a mis amigas autoras mientras ellas «curraban». Me respondió que se pasaría a verme. A ella se sumó otra, y otra, y otra… Varias peticiones de amistad, mensajes en mi correo, mensajes en FB… Empezaban a acumulárseme las citas para aquel día, pero hasta aquí, todo más o menos normal. Raro (eso de que pasen a verme a mi jajaja), pero no preocupante :)

Había quedado a comer con Olivia, Bela, Megan, su hija Sandra y algunas de sus Guerreras Maxwell (Ana, Mar y Ángela) y al llegar a la caseta para recogerlas, la primera sorpresa fue saber que Marian, administradora del Grupo Club de Lectura, y miembro de ¡¡¡Pon un Dakota en tu vida!!! con quien pensaba apenas tener tiempo para darle un abrazote e intercambiar algunas frases, se venía con nosotras a comer. ¡Genial! ¿Qué decir de la Bollito Marian? Que en vivo y en directo resulta tan espontánea y divertida como en sus mensajes virtuales. Mención especial a la conversación que sostuvimos las tres: Bela, Marian y yo, mientras seguíamos -de muy, muy lejos- a las demás a través de las sendas de tierra del Retiro. Una conversación memorable sobre tipos altos, zapatos de tacón y espaldas contundentes ;)

Marian y Patricia

Con Marian

La comida fue risueña y entretenida, como siempre. Es imposible estar con estas señoras y no partirte de risa. ¿No me crees? Mira:

Reunión de Guerreras

Reunión de Guerreras

Con Mar Vaquerizo

con Mar Vaquerizo

De regreso a la feria, la cosa fue de fotos y abrazos: Lucía de Vicente, MD Nika, Ana R. Vivo, Noelia Amarillo, Monty y Eva (administradoras del Blog Más Que Vampiros), Mar Carrión, Pilar Cabero, Ana Itúrgaiz, Merche Diolch (administradora del Blog Yo Leo RA) y su niño Gabriel, Moruena Estríngana (¡al fin, guapa, que venimos «amenazando con vernos» al menos dos años!)… ¡Ángeles Ibirika!

Y fueron apareciendo más Bollitos

Primero fue Marisa, una mujer encantadora y súper paciente que está en el grupo de fans de Dakota a pesar de no haber leído aún el libro, aguantando estoicamente la pasión arrolladora de otros miembros que a veces, sin querer, sueltan spoilers (y como dice ella «chicas, me estáis destripando la novela»). Este fin de semana, respiré aliviada, sólo de saber que es cuestión de días que ya no podamos destripárselo más ;) ¡Te haremos un monumento, guapa: eres la tolerancia personificada!

Marisa (centro) con Bela (izq) y yo.

Con Marisa (centro) y Bela (izq).

Luego, vino Ángela. Quería leer Princesa y acordamos que se lo acercaría a la feria. Nos habíamos visto brevemente antes de la comida, pero yo ya me marchaba y quedamos en vernos por la tarde. Me habría gustado poder dedicarle más tiempo, pero aquello era un auténtico jaleo y apenas tuvimos unos minutillos. Bastante, sin embargo, para charlar un rato y dejarme con buen sabor de boca -Ángela me pareció una niña súper dulce- y unas cuantas fotos. Ojalá se enamore de Dakota y quiera ser una Bollito. ¡Me encantaría tenerla abordo!

Ángela (izq) y Bela

Ángela (izq) y Bela

Y lo de después… ¡ya fue la locura total! Casi pisándole los talones a Ángela, llegó un grupo de chicas. Habían estado con Ángeles (Ibirika), ella les había hablado tan bien de mi novela (¡gracias, niña!) que querían leerla y conocerme. Todos los ejemplares que llevaba conmigo habían volado ya, así que acabé autografiando marcapáginas de Princesa, como una loca… Estas son algunas de ellas. Siento no haberme quedado con los nombres de todas, pero al menos tengo material gráfico :)

Rodeada de Ángela y sus amigas

Rodeada de Ángela y sus amigas

Para entonces, empezaba ya a sentirme bastante rara: había ido a la feria a hacer fotos a mis amigas y apenas si había logrado estar cinco minutos en la caseta (tengo exactamente 5 fotos de Megan, 4 de Olivia y un par de Bela), y a la que le sacaban fotos era a mí. Uffff… Respira, Patricia.

No sé cómo sucedió, pero en un segundo me encontré charlando con Iratxe. ¿Te acuerdas que en el post anterior mencionaba a una asistente, que además es librera, que en el I Diván Romántico de La Coruña, en Julio 2011, vaticinó que Dakota enamoraría a las lectoras? (2) Pues, es la misma persona. ¡Menuda sorpresa y menudo abrazo le di! Y un instante después, me vi en medio del grupo de chicas que la acompañaban ¡todas enamoradas de Princesa y su protagonista! Como comentaba ayer a las Bollitos, de verdad que habría pagado porque alguien me estuviera filmando en secreto. No sé qué expresión tendría, pero estoy segura de que debió ser de cine. La pasión de las lectoras de romántica hacia sus libros y autoras favoritas es muy conocida. La presencié muchísimas veces, pero entonces hablaban de otros personajes, de otras autoras, no de mí. Y la sensación de verte rodeada de gente que acabas de conocer y oírlas recitar frases de tu novela, ver cómo se adueñan de tus personajes y los hacen suyos… es sencillamente emocionante. Como no sabían que estaría allí, no se habían traído sus ejemplares pero querían mi autógrafo, así que ¡acabé firmando marcapáginas de Princesa otra vez! mientras Iratxe, con ese punto humorístico que suelen tener los vascos, me suelta: «¿pero no os han puesto una caseta a los autopublicados todavía? Esta gente no se entera de nada. Pues, a la próxima te traes una mesa». Risas aparte, la verdad, es que me habría hecho falta. ¡Seguro que se formaba cola y todo! ;)

Con Iratxe y algunas amigas

Con Iratxe y algunas amigas

Eran más de las siete y media de la tarde cuando me encontré con Charo, otra Bollito. Otra apasionada de Princesa a la que Dakota también le ha robado el corazón. Estaba con su familia y los niños ya estaban cansados, pero nos dio tiempo a darnos un buen abrazo, charlar unos minutillos y hacernos esta preciosa foto. Charo es, a partir de ahora y por razones obvias, «mi niña de los ojos tremendos»:

Con Charo y su niña.

Cuando dejé a Charo y su familia, regresé junto a Olivia y Megan. En la parte posterior de la caseta, compartimos un merecido rato de descanso y risas. Siempre es genial volver a verlas y pasar tiempo con ellas porque a pesar de toda el agua que ha corrido bajo el puente desde que nos conocimos, hace un siglo, seguimos siendo las mismas. Igual de sencillas, de reales, de normales… También estaba Bela, otra pequeña-gran mujer de esas que me ha permitido conocer la romántica. Mujeres increíbles que a pesar de que acabas de conocerlas, hacen que te sientas tan cómoda… Como si hubieran estado contigo toda la vida.

Con mis chicas, Megan y Olivia.

Con mis chicas, Megan y Olivia.

Y hoy es hoy, han pasado tres días desde el día D, y si dijera que la emoción se ha disuelto, mentiría. Continúo con esa sensación extraña de estar viviendo algo que sólo parece real a ratos, y no porque no lo sea (real) sino porque es una clase de realidad que nunca imaginaste que tú vivirías. Es como que no acabas de creértela, pero entonces tiras de memoria, miras las fotos, los momentos pasados vuelven al presente con toda la emoción, la ilusión, la sorpresa… y sí, eres tú. Ha sucedido. Es real.

Si Princesa hubiera tenido el respaldo de una editorial, se habría distribuido en todos los grandes puntos de ventas y entonces, sí que habría esperado estar firmando en una caseta. Lo que sucedió me habría ilusionado, emocionado, pero no me habría sorprendido.

No es el caso. Soy muy consciente de lo difícil que es para una lectora interesada conseguir mi novela. Tanto como lo soy del efecto fulminante que está teniendo el boca a boca con Princesa. No lo veo mientras sucede, no es algo que pueda planificar ni medir, pero empiezo a ver que está ahí… Regalándome momentos inolvidables y haciendo que me sienta tan, tan especial…

Dije que necesitaba un par de días para que las cosas volvieran a su ser y poder escribir desde la serenidad, pero como ves, no ha funcionado. Ni creo que vaya a hacerlo. Empiezo a tener la sensación de que la magia se ha instalado en mi vida, que ha venido de la mano de Princesa, y no piensa marcharse; aún me tiene reservada muchas más sorpresas.

Así que con la misma emoción de hace tres días y la misma ilusión, a ti que me sigues y me lees, que has disfrutado de Princesa y la recomiendas, que te has adueñado de Dakota y lo adoras tanto como lo adoro yo… te doy las gracias, de corazón, por hacer que esta magia sea posible.

Entrada editada hoy, 12/06/2012 para añadir foto con Mar, referencia a Moruena Estríngana y pies de foto, que por alguna extraña razón, no salieron en la primera publicación.

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(1) Bollitos: para no soltar spoilers, diré que se trata de un nombre cariñoso con el que nos llamamos los miembros del Grupo ¡¡¡Pon un Dakota en tu vida!!!

(2) También lo equiparó en «pegada romántica» a un héroe de otra novela. Cuando lo dijo yo estaba tan nerviosa que no me quedé con el nombre, pero ahora he tenido ocasión de preguntárselo: es Matt Farrell, el héroe de la novela Paraíso robado, de Judith MacNaught. Toma ya.

Novela romántica: ¡ésto es Hollywood! – II Parte

El Festival Literario Anual de Paraty, Brasil cuya sexta edición tuvo lugar a primeros de este mes atrajo a veinte mil visitantes que dieron a autores de primer nivel, incluido Paulo Cavalcante un autor nóvel de novela romántica, tratamiento de auténticas estrellas del rock.

El hombre estaba maravillado vendiendo copias de su novela a los transeúntes que se contaban por miles. ¿Te lo imaginas? Te publican tu primer libro en un país donde la tirada máxima no pasa de 2.000 ejemplares y de pronto, te ves requerido por miles de personas que arrasan tu stand donde tu novela se vende como si fueran rosquillas, te sacan fotos, te piden autógrafos… Más sobre el festival aqui.

Bueno, ya sabemos que Brasil es Brasil. Todos conocemos de su afición por celebrar a lo grande, a través de sus carnavales y festivales de música. Pero salvando las distancias, nuestras Ferias del Libro van en la misma línea: Ken Follett firmó 2.050 ejemplares durante tres horas y cuarto en la última edición de la feria de Madrid. Se dice fácil. Y recuerdo haber leído por ahí que uno de los afortunados -¿o era una mujer?- se quejó de que después de tantas horas haciendo cola, ni siquiera se lo había dedicado… ¡Madre mía! Seguro que a esas alturas Follett dudaría hasta de su propio nombre…

La cuestión del marketing «literario» es un tema al que me referí con anterioridad, en esta entrada. Reconozco que por un lado es bueno para los autores, especialmente a nivel económico, pero por otro… Hay quienes dicen disfrutar del contacto directo con los lectores, y hay quienes lo hacen porque no les queda más remedio.

Como lectora diré que llevo siglos sin pisar la feria del libro y este año que una amiga casi me había convencido para ir, después de ver por televisión la nube de gente que se dio cita allí el día de los 2.050 ejemplares, cambié de idea. Desde luego tiene que ver con el espectáculo, pero no necesariamente con la literatura y el placer de leer.

Tú qué opinas ¿crees que este tipo de eventos promueve la afición a leer? ¿o solamente -en el mejor de los casos- la venta de libros, que no su lectura?