Novela romántica

Novela romántica: sobre roles, razones y justificaciones.

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De nuevo es agosto, el mes en que dejo de escribir para dedicarme plenamente a mi otra gran afición, la lectura. Leer no para documentar mi siguiente novela o artículo, sino por placer. Ponerme al día, sin prisa, de lo que circula por la blogosfera, universo al que también contribuyo a través de este blog. Y especialmente, leer a fondo mis bitácoras favoritas, y cuando digo a fondo, me refiero a los comentarios que dejan los visitantes, que en muchos casos son tan interesantes como el mismo post que los origina.

En eso estaba, precisamente, cuando dí con uno titulado «On The Role Romance Novels Play» (Acerca del papel que juegan las novelas románticas) que dio lugar a nada más y nada menos que cincuenta y cuatro comentarios serios -participativos-. El origen de semejante intercambio de opinión lo produjo un post de la escritora Teresa Medeiros sobre por qué escribe novela romántica.

Frases como:

En lo que realmente consiste la novela romántica es en la lucha humana por integrar los aspectos masculino y femenino de nuestra psique…»

O,

…La gente me pregunta a menudo por qué escribo novela romántica. La escribo porque los límites en permanente expansión de este género me permiten expresar mis más sinceras convicciones acerca del optimismo, la fe, el honor, la valentía y el poder intemporal del amor de provocar un final feliz. En una sociedad desilusionada por el cinismo, hemos encontrado el coraje de ponernos de pie y proclamar que la esperanza no es cursi; el amor no es una fantasía anticuada, y los sueños pueden hacerse realidad para aquellas mujeres que quieran luchar por ellos…»

O,

…Posiblemente, lo más subversivo que hemos hecho es convertir a la mujer en el héroe de su propia historia. Y para comprender realmente qué subversivo es esto, quiero que cada una de vosotras se pregunte si la maravillosa J.K. Rowling habría conocido semejante éxito internacional si su primer libro se hubiera titulado «Harriet Potter y la piedra filosofal»… En una novela romántica, la heroína actúa como narrador de su propia historia al mismo tiempo que conduce las distintas tramas que alimentan la historia…»

Han encendido un vivo intercambio de opiniones y reflexiones.

Personalmente, me ha gustado el texto de Teresa. Como lectora me gusta lo que dice, y cómo lo dice. Como escritora, me identifico hasta cierto punto. Especialmente en cuanto a que, como ella, encuentro en este género tan amplio un entorno en el que puedo expresarme a mis anchas. Ya lo he dicho en algún otro post: ningún otro género aborda la cuestión de los sueños y los miedos de una manera más personal que la novela romántica. Pero como mujer…

Como mujer tengo la impresión de que ya va siendo hora de que abandonemos esa costumbre tan femenina de creer que necesitamos «justificar» nuestras razones para hacer, o no hacer.

De los cincuenta y cuatro comentarios, me quedé con una frase del primero (enviado por Kim de Fort Meade, MD) que dice así:

«…En cambio, dejemos de defender a la novela romántica, y disfrutémosla…»

Amén.

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