Estrés post-vacacional y el sentido de la vida.

vintage_summerHoy he pasado de la reflexión a la carcajada en cuestión de cinco minutos. Ordenando unos artículos que estuve imprimiendo ayer para leerlos con más comodidad, me quedé enganchada a una frase que abría uno de los textos. Era una cita de un libro de Viktor Frankl, titulado «El hombre en busca del sentido» (A Search For Meaning). Siempre que me pasa algo así, le presto atención, a ver dónde me lleva esa idea. De modo que garabateé algunas notas en el margen, aparté la hoja en cuestión para dedicarle un rato después de atender las cuestiones más importantes, y continué con los asuntos del día.

La carcajada sobrevino pocos minutos más tarde cuando lancé la página de inicio de mi navegador, que en mi caso es Yahoo, y leí el encabezamiento del titular de una noticia, que decía así:

«¿Estrés postvacacional?  Si sufres una pequeña depresión, irritabilidad, insomnio y falta de todo…Tranquilo: se te pasará en 3 días…»

Recién llegada de unas vacaciones de mucho descanso, playita y vistas ideales, mi primera reacción fue tomarlo a chiste. Ya sabes, el típico artículo con que se llenan los huecos cuando no hay noticias de verdad. Pero no, resutó que no era chiste.

No es mi intención tomar a broma las preocupaciones de la gente, pero ¿no te parece irónico y, hasta cierto punto grosero, que en un mundo azotado por innumerables calamidades -naturales y fabricadas por nosotros, los humanos-, algunos de los comparativamente pocos afortunados que podemos tomarnos vacaciones, en vez de disfrutar del privilegio, recargar baterías y sentirse agradecidos, se estresen por tener que volver a sus vidas cotidianas? ¿No tienes la sensación de que algo no encaja en este cuadro?

El artículo seguía:

«Los perfeccionistas, las personas inseguras y quienes tienen previamente patologías psicológicas son las más afectadas por el estrés posvacacional propio de estos días, ya que son las que encuentran más problemas para adaptarse de nuevo a la rutina. La buena noticia es que, según los expertos, normalmente esta situación se supera en un máximo de tres días…» Según el psicólogo Ricardo Ros:  «Al 60 ó 70 por ciento de las personas les cuesta un poco adaptarse a la rutina después de estar de vacaciones durante un mes, pero normalmente en un día, dos o tres todos nos adaptamos».

«¿60 ó 70%? Algo definitivamente no cuadra», pensé. Entonces, la cita de Frankl que había apartado volvió a mi mente, y me parece que arroja algo de luz acerca de qué es eso que no cuadra.  Dice así:

«Muchos de nosotros tenemos suficiente para vivir, pero nada por lo que vivir; tenemos los medios, pero no el propósito«. Viktor Frankl (1).

Las dificultades económicas derivadas de la actual coyuntura económica internacional, las largas jornadas laborales, el inicio de un nuevo curso escolar (o las compras/reuniones Navideñas, o la cuesta de enero, etc)… Montones de cosas que atender y el día que sólo tiene las mismas veinticuatro horas de siempre.

Resulta fácil que la actividad cotidiana y el ajetreo de la vida nos atrape hasta el punto de que sencillamente, sólo queda la inercia… y el stress, pero ¿realmente, tenemos una clara comprensión de nuestro destino? ¿Sabemos hacia adónde nos dirigimos? Y lo más importante, toda esa actividad y ese ajetreo ¿nos llevan donde deseamos ir? ¿nos acercan al objetivo? Porque sólo así cada paso que demos tendrá sentido -propósito-, y darlo, será fuente de alegría, y no de depresión.

(1) Viktor Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austríaco, fundador de la Logoterapia. La esencia de esta filosofía dice que muchas de las denominadas enfermedades mentales y emocionales son en realidad síntomas de una sensación subyacente de falta de significado, o vacuidad. La logoterapia la elimina a través de ayudar al individuo a detectar su misión en la vida. Encontrarás más información sobre la vida de este hombre singular aquí.


«Vintage Summer». ©Image by Gabriella Fabbri

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